viernes, 18 de mayo de 2012

Entrada 6

MI FAMILIA, ¿UN TESORO?


Os prometí que os halaría de mi padre. El gran Manuel Treviño. El único miembro de la familia al que he apreciado y admirado tanto. Cuando se enfadaba con mi madre, solo mi presencia solía calmarlo un poco. Conmigo pocas veces se enfadaba, mas bien se disgustaba si yo le contestaba mal o le echaba de mi habitación cuando no era mi día o estaba concentrada leyendo.

A mí me lo contaba todo. Sus problemas en el trabajo, lo que le disgustaba de mi madre o lo que le irritaba de mi hermana pequeña. Yo también confiaba en él. El solía decirme que yo seria la que los cuidaría cuando fueran mayores, él siempre estuvo seguro de que yo sería yo que quisiese ser en la vida. Confiaba en mis capacidades y, en eso, nunca le decepcioné. Le gustaba verme trabajar y sonreía con mis notas.

Ninguno sabíamos que un camión de patatas Lays (me acuerdo perfectamente, era rojo, aunque no lo vi) le arrancaría de la vida y destrozaria en mi interior miles de sueños acumulados, esperando ser cumplidos.
Cuando la ambulancia llego, ya era demasiado tarde. Yo me entere por teléfono.

Es extraño, cuando se fue a trabajar, lo ultimo que me dijo fue:

-Adiós, hija.

-Hasta luego, papa- le contesté como solía hacer.

-Si Dios quiere- respondió antes de marcharse para siempre.

Yo nunca había tenido mucha fe a pesar de haber estado en un colegio religioso, pero esa ultima frase, que permanece imborrable en mi memoria, basto para que me volviera totalmente atea.


GOD DONT SAVE NOBODY

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